martes, 16 de octubre de 2012

Los Ángeles 2029. Lluvia Negra -6





El vehículo rugió igual que una bestia al acecho salta sobre su presa, cuando se sumergió en las calles mojadas bajo la lluvia interminable, de Los Ángeles. Potente, sin rival en su gama, y equipado con tecnología punta, enfiló una avenida. Los faros iluminaban un lóbrego escenario de aspecto fantasmal, la gente había corrido desesperada a refugiarse en sus hogares, bares, cines, establecimientos de todo tipo. Ledna encendió la pantalla, y fue solicitando apertura de archivos y muestra de datos activados con la voz. Apareció la imagen congelada de la psiónica, aquella muchacha que tantos quebraderos de cabeza le hubo dado, la responsable de su situación actual. Le ofrecía una sonrisa congelada, burlona, intrigante. Los ojos destilaban un malsano brillo de locura. Se trataba de un fichero policial. Ledna le dio detalles:

- Enka Nikolova Nokolov. Teniente del ejército ruso, sección antiterrorista. 27 años. Psiónica de máximo grado. Se cansó de saludar y se pasó al reverso oscuro. Trabajó con la mafia rusa. Acabó por aburrirse de ellos y se despidió de Moscú entregando un paquete con diez cadáveres de sus dirigentes. Ya como terrorista, asesina, ladrona…hundió sus dientes en media Europa para acabar aquí, dejando tras ella un "rosario" de cadáveres. Sin un patrón concreto de pensamiento, impulsiva, imprevisible, sin escrúpulos, caprichosa… Toma droga como usted el agua, en particular la llamada Diamante Azul. Le gusta el riesgo y jugar con todo y todos. Lo hizo con usted, por ejemplo. Lo que le entregó no era tan importante como cabía esperar. Fue una muestra más de su extravagancia y demencia. Pero, de alguna manera, usted le interesa, le preocupa. Vino a verle, cuando se encontraba en la unidad de cuidados intensivos, tras la operación. ¿Tampoco se lo dijeron? No hizo nada raro ni nadie se interpuso en su camino. Al parecer fue una sola vez, un momento.

El padre escuchaba la exposición académica de Ledna y observaba la pantalla con detenimiento. Le trajo confusos recuerdos. Era un alma que no había logrado reconducir. Una mujer que le había metido en serios problemas, se repitió una vez más. Él solo quería tenderle una mano. El asunto de la pieza negra no le interesaba lo más mínimo. Solo había querido ayudarla, se insistió, convencido. Ahora supo su nombre: Enka.


La agente miró un momento al sacerdote. Las luces de la gran avenida desaparecían en destellos de ráfagas tras ellos.

-Es peligrosa. Pero te equivocas con ella. Mira sus ojos, su expresión. Está pidiendo socorro. Por eso le "intereso". Porque sabe que solo yo puedo ayudarla. Espero que ella no sea uno de los "demonios que hay que eliminar". Ha de saber que esa es siempre mi última opción. Y un sacerdote como yo tiene mucho aguante antes de llegar a ese extremo. ¿Comprende?

- Le necesito para encontrarla, padre –fue la respuesta de la agente Blesvki. Tengo una corazonada, ella puede llevarme a lo que busco.

 - Si voy a cooperar en esto quiero que me asegure que ella no sufrirá daño alguno.-Ahora que sabía que Enka lo buscaba podía encontrarla solo. No necesitaba a la Cazadora de Bonificaciones. Pero quería escuchar de qué iba todo aquello pues Ledna  le solicitó  su ayuda y era incapaz de negarse ante esa petición.

La mujer no le devolvió la mirada, fija la vista en la calzada.

-Eso no puedo garantizarlo. Ni que usted o yo salgamos indemnes.

El V-10 incrementó su velocidad y enfilaron una gran avenida cuajada de otros vehículos de todas clases.

- Le contaré más, pero antes, dígame, ¿qué piensa del alma? ¿Y de la inmortalidad? No la del espíritu del hombre, sino del mismo hombre…

Un destello de extrañeza y sorpresa apareció en los ojos de Tomachio. Le preguntaba acerca del alma y la inmortalidad. ¿Una crisis de fe? Aquello empezó a preocuparle.

-El alma anida en todos nosotros. Puede llamarlo Ki, espíritu, fantasma, fuerza interior, vudú, magia, aura...pero está ahí. El cuerpo se basa en reacciones químicas, es como una máquina. Funciona de una sola manera. Pero el alma...es con ella con la que amamos, sentimos y lloramos. Nuestro corazón, piel y ojos parece que lo hacen...no obstante, es nuestra alma la que sufre, la que se tiñe de negro con el pecado y la que se alza clara y blanca tras la muerte. El alma es inmortal, el cuerpo no. ¿Sugiere la posibilidad de la inmortalidad en esta vida? Solo gozaremos de esa bendición en el reino de los cielos. En cualquier otro caso, sería un sacrilegio. Antes, hace mucho tiempo, se hablaba de vampiros. Seres débiles ante la luz, la plata y los hombres de fe, aunque fuertes al paso del tiempo. Inmortales, se les decía. Es una leyenda. Pero no se me escapa que todos estos mitos tienen como origen al Príncipe de las Tinieblas. ¿Inmortalidad? Si mi más acérrimo enemigo ha metido la mano puede que sea posible pero a ojos de Dios es una ignominia, un insulto. Y a pesar del término, no duraría mucho esa inmortalidad ficticia pues hasta los vampiros morían. Ya que para vivir hay que aceptar la muerte. Y alguien inmortal no aceptaría la muerte, entonces tampoco la vida. ¿Y qué sentido tendría? Sería como uno de esos Nexus 6 con las pilas cargadas hasta el fin de los tiempos. Eso creo, señorita. Aunque no sé que tiene que ver con el principal asunto...-La escudriñó seriamente.- ¿O no es mera coincidencia que saque este tema a relucir? ¿Hay un nexo entre Enka, los androides y la inmortalidad? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario