domingo, 11 de diciembre de 2011

Hay muchos traseros que patear ;D 4


La enfermería, que afortunadamente no estaba del todo mal, resultó el mejor lugar para reunirse con las seis personas encontradas y el perturbado drogado. De la Piaza les pasó el escáner en busca de armas, estaban limpios. Benley y Verónica se fueron subiendo por las escaleras reuniéndose al poco con Rivers y Miguel, que de momento solo encontraban destrozos y algún cadáver desmontado como un muñeco en su inspección del nivel uno. Dillon, con ayuda de Ghost, trató las leves heridas y rasguños de los supervivientes. El coronel avisó que Carlos Azul del equipo Alpha después de dejar a los dos rescatados del nivel 3 iba para la enfermería con Serena para el traslado de los seis y el loco tendido en una de las camillas. Dillon, Joe y De la Piazza se fueron hacia las escaleras centrales para peinar el nivel 1 desde esa posición hacia el norte.

El grupo del cabo Benley (Rivers, Miguel, Sandro y Verónica), dio con dos hombres heridos de gravedad, uno con un fuerte golpe en la cabeza, la sangre estaba seca y su cara muy pálida, sin conocimiento, y otro, junto a él, apoyado en la pared, con la pierna entablillada, el brazo izquierdo roto, fiebre alta pero consciente. Su uniforme revelaba que pertenecía a la tripulación. Apenas habló, lo justo para pedir agua. Estaban casi en la zona central del nivel 1. A la vez, el sargento De la Piaza y los suyos ( Joe y Dillon) detectaron ya en el nivel 1, camino del norte, dos puntos en los sensores, en una de las salas próximas doblando dos veces a la derecha por el pasillo, era un habitáculo destinado a ropa, botas, equipo vario. Mientras, Serena y Azul llegaron a la enfermería, donde les esperaban Helen y Carlo para el traslado de los seis pasajeros y el demente que continuaba sedado.

Estaba resultando fácil. Sin apenas complicaciones, un trabajo rutinario. La voz algo alterada del cabo Liao desde el nivel 3 empezó a echar para atrás esa sensación:

- Problemas, coronel. Graves.

A continuación el capitán explicó breve y directo lo sucedido: Habían encontrado a dos pasajeros más, normales. El escáner señaló algo en uno de ellos, una chica de unos treinta años, esta se puso nerviosa, quiso quitarle la pistola a uno de los marines, Kimberly le disparó en la cabeza creyendo que era una de los locos. Al rebuscar en sus ropas encontraron una desagradable sorpresa, un explosivo adosado a su cuerpo. Blondie investigó y comprendió enseguida que estaba conectado a las constantes vitales de la mujer abatida, que por suerte seguía con vida, Jesper le estaba metiendo de todo para que no se les fuera Según Blondie, si ella moría, la bomba estallaba, no sabía en cuanto tiempo, de momento no había localizado ese detalle. Estaba manos a la obra en ello. La silenciosa Blondie rompió el tenso mutismo que sobrevino:

- Saque a todos de aquí, coronel, rápido.

-¿Qué sucede?- preguntó el coronel.

- Antimateria, señor. – fue la respuesta corta y carente de emociones de Blondie.

Se sucedieron algunos comentarios por parte de la mayoría de marines: ¿qué? Estás loca. ¿Qué dices? Bromeas. Blondie nunca bromea. ¿Qué es eso de la antimateria? No jodas. Maldita sea.

Y otras varias expresiones similares…

- Debe ser una terrorista. Encima tenía que tocarnos esto. Ahora entiendo el porqué las autoridades de este sector salvaron su culo. Se olían algo –el capitán masticó con cólera contenida cada palabra que pronunció-

- Enfoque, Blondie –pidió el coronel por los auriculares-

- Ahí, la tiene, señor. Una bomba de antimateria.

- ¿Puedes desactivarla?

- Blondie puede con cualquier cosa, señor –intervino la cabo Liao por el comunicador.

- Aleje el Independencia cuanto antes, coronel –fue la réplica de blondie.

Cuatro segundos de silencio.

- Todos. Salid de ahí. ¡Ya!. Grupo Beta, Ghost, Carlo, vamos, dejen a ese loco. ¿Cuánto le queda a la moribunda, Jesper?

- Muerte cerebral casi seguro. El corazón todavía aguanta. Es imprevisible el tiempo. No podemos arrojar a ambos al exterior, si movemos a esta chica puede morir –respondió el médico.


El grupo Alpha salió inmediatamente de allí., hacia las escaleras más próximas que llevaban al nivel 2 y al puerto. A la carrera, con el otro superviviente, que gritaba que no tenía ni idea, que no conocía a esa mujer y alguien le dio un puñetazo. Jesper se quedó tratando de que la mujer viviera mientras Blondie trasteaba con el artefacto.

Antimateria. De imprevisibles consecuencias. Podía hacer desaparecer todo en varios kilómetros alrededor. O tragárselo. O desintegrarlo. ¿Qué coño hacía eso aquí? Era material prohibido, relegado a unos pocos centros de investigación, tras los fracasos como energía para vuelos experimentales y su inestabilidad para, precisamente, objeto bélico.

- ¡Moveos, marines! Por Satanás, ¡¡os quiero fuera de esa nave!! –crepitó iracunda la voz del coronel.

- Nos quedamos los tres, coronel –anunció el capitán-. Como último recurso probaremos de lanzarla al espacio. De todas formas confiamos en Blondie. Si no…nos veremos en el infierno, chicos. ¡Moved esos traseros!

Se pusieron en movimiento a toda prisa.

- Capitán –se escuchó a Helen a través de los auriculares, creo que solo necesitan a tres personas. Jesper como matasanos, Blondie para "desmontar" la bomba y alguien con excelente puntería que mantenga los problemas lejos. Creo que soy la persona adecuada y más prescindible para eso señor. Otra posibilidad es colocar los sensores, entre latido y latido, en uno de nuestros tarados rescatados. Con eso último ganaríamos más tiempo para Blondie. No es lo mismo desactivarla, que cambiar de sitio los sensores.


La voz de trueno del coronel resonó:

- Negativo, Ghost. La prioridad es evacuar el transporte. No discuta. Tú tampoco, Carlo.

Ella. Junto con Carlo, Serena y Azul, decidieron obedecer, a regañadientes. Echaron a correr hacia las escaleras sur y descender al nivel 3 en busca de las lanzaderas, con los seis pasajeros rescatados, que no entendían nada. Al menos corrían. Se intercambiaron munición. Una de las chicas cayó en la escalera, se torció el tobillo, azul cargó con ella a cuestas, Serena y Helen mientras vigilaban los sensores. Se escuchó a Jesper:

- Probaremos tu idea, Ghost, si no queda otro remedio. Aunque no confío demasiado en su éxito. Aquí no tenemos tarados. La usaremos en alguno de nosotros. Gracias.

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