lunes, 5 de marzo de 2012

Hay muchos traseros que patear 10


10


-Yo propongo que nos lo carguemos –dijo de improviso Carlo. Brillaban sus pupilas, sudaba.

El marine Alí lo empujó contra la pared.

- Eh! ¿Qué te pasa? Eres tú el que necesita también un sedante. Cálmate, hombre. No vamos a matarle si podemos evitarlo. Es nuestro compañero, ¿has perdido de golpe la memoria? Usa ese rifle y te comes su culata.


La mirada furiosa de Alí remarcaba su expresión de desaprobación y que pensaba cumplir lo que dijo. Descendieron las escaleras, y Eric volvió a abrir fuego sin alcanzar a ninguno de los dos. Se escuchó después su carrera a través de los pasadizos envueltos en pastosa y húmeda oscuridad hacia el hangar, corría como alma que lleva el diablo. Fueron tras él con precaución y en la puerta que daba acceso a esa zona, Eric los mantuvo a ralla disparando una lluvia de fuego sobre ellos, sin miramiento alguno; agujereó el metal de la puerta, muros y techo. Al poco llegó corriendo Dillon, con la cabeza llena de preguntas sin respuesta. Los tres estaban bloqueados por Eric, oculto en las tinieblas del hangar y en el velo negro que creaba el pegajoso humo que comenzaba a deslizarse hacia los pasillos.


Helen sugirió ideas. Viviana respondió:


-Si pudiera hacer eso, estaría con ello, ¿no crees? Está todo muerto. Las células de energía a cero. Puto metal sin vida.


Kaplizki:- Ghost, eso son consideraciones en las que no podemos detenernos ahora. Hay que salvar esta jodida situación. En eso debemos concentrarnos.

Jake dio su opinión a la marine, Benley lo hizo luego:


- No podían saber que regresábamos. Demasiado rocambolesco. Yo apuesto por el azar. Si vivimos podremos dedicarnos a estrujarnos el cerebro buscando posibilidades. Me intriga lo que dice Anette. Podríamos estar viajando en un agujero negro, o en la misma antimateria. Quizá incluso seamos parte de ella. De ahí el calor…El fuselaje no lo soportará, claro que para entonces nosotros estaremos calcinados. Jaja. Bien. Puede ser cualquier cosa, una de las aplicaciones de la antimateria era utilizarse como energía para los largos viajes espaciales, sin embargo no resultó. Solo puedo especular.

Linch: - Joder, ¿y si Ghost tiene razón? Hay gente cuya mente es un laberinto. Maldita sea, ¿dónde coño estará el coronel?



Helen y Jake alcanzaron el puente de mando, cuyas compuertas estaban parcialmente abiertas. No se toparon con los civiles rescatados, Rivers no bajó por ello la guardia un solo instante. Entraron, para comprobar que el sistema de seguridad había sellado el compartimiento en cuanto saltó la alarma de la despresurización. Lo raro era que las puertas se hubiesen abierto después. No tan extraño al ver que solo había un cadáver, el teniente piloto Obsolon estaba muerto en un rincón, con el torso abierto, sus órganos internos desparramados y su sangre decorando las paredes. No funcionaba ni uno solo de los interruptores del panel de mando, que restaba silencioso, mudo, lo mismo que todos los ordenadores.

80% oxígeno. 43º c.


Joe se reunió con Viviana, que lo miró con desgana y desespero en la mirada. La chica lucía un hermoso corte en la frente y un morado en la mejilla derecha. Miguel no encontró a Verónica y solo bajó hasta el tercer nivel, encontrando a Carlota embadurnada de aceite, grasa y líquidos varios, luchando con los sistema de refrigeración y renovación de oxígeno, sudaba a chorros, como todos, y su camisa transparentaba sus bellas formas.



Se escuchó la voz de Carlota:


- Las células de energía de mayor capacidad se encuentran a nivel cero. Volatizadas, consumidas. Inexplicable. Sin embargo he encontrado dos de las pequeñas, intactas. Quizá tengamos alguna opción todavía.


Kaplizki: - Habla.


Carlota:- Sí, señor. En el tercer nivel, aquí cerca, tenemos al almacén con dichas células. Si funcionan, puede que pongamos en marcha el ordenador central, o los sistemas de aire y refrigeración. Eso nos dará tiempo. Se tendría que comprobar también la energía del transporte Cheyenne.


Verónica:- No creo que la Cheyenne sea operativa.


Kaplizki:- Eso habrá que comprobarlo.


Benley: - Sargento, la temperatura asciende y el oxígeno baja. Nos quedarán dos horas a este ritmo. Aunque tengamos las bombonas portátiles el calor no lo soportaremos.

Baltasar: Usemos las cápsulas, entonces.


Verónica: No sabemos si funcionan. No podemos programarlas pues desconocemos nuestra posición.


Benley: Escuchad. Una idea alternativa a la de Carlota. Si reunimos esas células, puede que el ordenador principal reviva. Tal vez…solo tal vez, los sistemas se reactiven y averigüemos donde mierda estamos. Introducimos coordenadas en las cápsulas y nos largamos en ellas.


Kaplizki: - Bien. Lo primero es comprobar que las células sirven. Moveos, chicos.

Las ráfagas de Eric cesaron. Alí se arriesgó y entró, tras él Carlo y Dillon. A través del persistente humo y el amasijo de metales retorcidos, dieron con Eric, encogido en el suelo, boqueaba. Sus ojos muy abiertos, inyectados en un mar de sangre. Pero lo que más impresionaba es que su cuerpo se hacía translúcido, pudiendo observarse los huesos, los órganos internos, y ligeras corrientes eléctricas, chispas azules que crepitaban como diminutos relámpagos en una tormenta de laboratorio.





El Independencia lleva seis cápsulas de salvamento, cada una de ellas con capacidad para seis “ataúdes” de crionización. Se encuentran en un anexo al hangar, con acceso desde este y otro independiente. Su autonomía es de 75 años. Se sabe que encontraron en una ocasión a dos marines que habían estado “durmiendo” y viajando en el espacio durante 62 años.


El Cheyenne no contiene sistemas de hibernación. Es una nave para vuelos cortos, descensos desde el Independencia a los planetas, usada en asaltos y transporte de tropas.


 
Jake Rivers


El camino se hace bastante tranquilo. No sabe demasiado bien si lo agradece o lo lamenta. Poner en peligro la vida es absurdo, claro, pero tener un enemigo real al que poder disparar puede venir bien en situaciones cómo esta. Si lo piensa, ahora están desamparados, incapaces de hacer nada por sus propias vidas. Ignoran su posición, probablemente nadie sea capaz de encontrarles porque… el espacio es demasiado inmenso. Ignora si morirán antes por la falta de oxígeno o calcinados. Ninguna de las dos opciones es especialmente agradable. Lo peor de todo es la impotencia. Ahora únicamente pueden llegar al puente, con suerte las cosas no estarán tan mal.


No hay suerte, era de esperar en esta situación. Obsolon puede sumarse al recuento de bajas. – Hemos hecho un viaje en balde, mejor dar la vuelta - Deben comunicarlo, aunque no sea una buena noticia. De hecho, las buenas noticias brillan por su ausencia. La situación es cada vez un poco peor. Sin energía es imposible hacer funcionar cualquiera de los sistemas de la nave, evidentemente. Necesitan los sistemas de soporte, al menos para darse algo más de tiempo.
Algunos de sus compañeros comienzan a exponer algunas ideas. Todas ellas son razonables, en cierta medida.


- Tal como yo lo veo, hagamos lo que hagamos primero debemos coger esas células y activar el ordenador, ¿no?

De ser así ignora el motivo de debate. No espera más, aunque no le han mencionado a él para ir a por las células se ofrece voluntario*. Si no es necesario simplemente volverá al improvisado puesto de mando. Una vez alguien consiga las dichosas células, pues debería haber pocos problemas en esa tarea, solo quedará decidir que opción tomar. No dependen completamente de si mismos, tal vez la Cheyenne no funcione, o tal vez no lo haga ninguna de las cápsulas. En ambos casos necesitarían aferrarse a la opción que sí sea posible. Si ambas fallan hay poco más por hacer. Si ambas funcionan sería distinto. En ese caso tiene claro lo que prefiere. Intentar salir en la Cheyenne es un tiro a ciegas, demasiado a ciegas. Pueden estar cerca de algún lugar habitable o pueden estar en mitad de ninguna parte. Las cápsulas tienen el mismo riesgo, solo que permanecerían más tiempo vivos. Más tiempo significa más oportunidades de ser encontrados, incluso accidentalmente. Llegado el momento de dar opiniones, dirá eso mismo. Le parecería importante tratar de restaurar las comunicaciones si vuelven a tener energía, pero eso lo habrá pensado todo el mundo, no hará falta sugerirlo. En cualquier caso, aún queda trabajo inmediato por hacer, y también queda algo más.

– Deberíamos revisar toda la nave por si queda alguien más, aunque lo dudo. Es mejor asegurarnos, ¿o ya estamos seguros de haber encontrado a todos los civiles y todos los nuestros? - quizás si se haya encargado alguien.

Helen

Helen había lanzado su opinión, la cual no pareció gustarle a algunas personas. Luego Benley dijo algo similar a ella, y pareció mejor acogido. No era su mejor día, aunque era difícil saber en que parte del tiempo y del espacio se hallaban. Le recordó mucho su situación a la Ilíada de Ulises, que vagaba por los mares confundiendo los días y las noches. Se levanto del suelo y volvió a hablar.

- Bueno, no tenemos mucho donde elegir. Tenemos poco tiempo y nos estamos cocinando lentamente. Lo mejor será buscar esas malditas cápsulas y luego usarlas con los ordenadores para saber dónde estamos y salir pitando de aquí.

- La gente restante que pueda andar, yo voto por revisar el casco. Si alguna sección está despresurizada habrá que sellarla manualmente. Si hay alguien vivo, ya gritara o habrá muerto. Pero seria adecuado que nos movamos lo imprescindible para consumir el oxigeno justo.


Joe Chip


Había llegado hasta aquel lugar caminando por lúgubres corredores obscuros y escuchando ecos de disparos que, supuso, eran proferidos por Eric. Las noticias con las que fue recibido eran decepcionantes, nada parecía funcionar o tener energía. La única y pequeña posibilidad que les quedaba eran dos pequeñas baterías.

-Estoy de acuerdo con la idea de utilizarlas para encender la computadora principal y poder así programar las cápsulas de escape. De nada serviría prolongar el tiempo del soporte de vida si no tenemos posibilidades de ser rescatados. Imagino que los sistemas de comunicación y las balizas de emergencia también están inservibles ¿no es así?




Dillon Frost


Quería ayudar a Serena. No pudo. Eric estaba en medio. Se reunión con Alí y Carlo. La situación no parecía controlada. ¿Cómo se suponía que iba a salvar una vida si para ello debía acabar con otra? No podía elegir entre un compañero y otro. Eric podía entrar en razón. A golpes, con drogas o a tiros. La última opción era la peor. Él no era un dios, no podía elegir quien vivía y quien moría. Tampoco podía elegir asesinar a su compañero. Sabía que si tardaba demasiado Serena se asfixiaría.
Escuchó la discusión de los mandos con otros marines. Estaban locos si pensaban adentrarse en aquella oscuridad, a ciegas, sin saber a donde iban. La nave iba a convertirse en un infierno de metal. El fuego siempre le había gustado. El calor los mataría si se quedaban. ¿La mejor opción era huir en las cápsulas? ¿Era lo mejor que podían pensar? Lo que había allá afuera no le gustaba. Una muerte por falta de oxígeno o por calor extremo se le antojaba encantadora frente a la perspectiva de descubrir uno de los secretos del universo. Si era un secreto sería por algo. No, no, se estaba dejando llevar por su parte más espiritual. Tenía que haber una explicación científica para todo aquello. Era doctor, se apoyaba en la ciencia. Creería en ella hasta que viese algo que le hiciese dudar.

Sus compañeros debatieron un poco*. Lo ignoró. Hablar consumiría el aire que les quedaba. Eric había dejado de disparar. Hubiera ido delante si Alí no se le hubiese adelantado. Encontraron al marine. Apartó su arma de él aunque no estaba en condiciones de usarla. Se arrodilló a su lado, visiblemente aterrado. Había dejado de creer en la ciencia.

-¿Qué demonios es esto?-La piel del hombre no era visible, era transparente. Podía ver todo su cuerpo sin necesidad de abrirle. Pensó que sería fantástico tener una herramienta así en pleno campo de batalla. Podía ver donde se incrustaban las balas o donde estaban las hemorragias internas y curarlas. Solo que no había sido ninguna clase de aparato lo que lo había provocado. Tampoco podía haber sido infectado. Algo del ambiente lo había afectado. ¿Qué? ¿Por qué solo a él? ¿Qué era lo que le pasaba? Jamás había visto nada igual. Uno puede enfrentarse a lo desconocido en un terreno que conoce. Un enemigo siempre se puede abatir. Si es un blindado se usan armas más grandes, explosivos, así de simple. En medicina un enemigo, una enfermedad, una herida grave, no siempre desaparece. Y cuando aparece algo nuevo no basta con tener conocimientos sobre la materia, como tampoco sirve de nada la experiencia. Es algo nuevo. Algo que motivaría a muchos médicos. No a él. No le gustaba lo que no podía resolver.

Sacó su ordenador de mano y apretó las teclas adecuadas para que hiciese un diagnóstico. El suyo estaba en blanco.

-Serena no anda lejos. No sé que le ocurre. Puede que la falte aire. Alguien tiene que ir a buscarla.-Él no podía. No podía dejar a Eric así aún sabiendo que no podía hacer nada. Alí o Balsani, o ambos, tendrían que ocuparse de la chica.-Intentaré ayudar a Eric.-No sonó muy optimista.

Colocó su máscara de aire sobre el rostro de Eric.

-Poco a poco, amigo.-Luego echó un vistazo. Esperaba que el ordenador le diese alguna clave, algún dato. Mientras echaría un vistazo a través del cuerpo de Eric. No era agradable, tampoco era horrible. Era casi mágico. Podía ver todos sus órganos…y podía ver que era lo que fallaba. Conocía el cuerpo humano bastante bien. Buscaría anomalías, algo que no debiera estar allí, tuviese un color diferente o un tamaño inadecuado. No sabía que buscaba. Puede que fuese un virus o simplemente algo que no se ve a simple vista. Entonces no podría hacer nada.- ¿Puedes hablar Eric? ¿Puedes decirme que es lo que sientes?-Lo miró a los ojos, le cogió de la mano. Se la apretó con fuerza.-Estás cambiando de fase, amigo.


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