viernes, 3 de febrero de 2012

Hechicería y Acero, 14-15



14


Regresar a la vida. Un muerto podía querer tal cosa, por supuesto. Recuperar su alma. Venganza. ¿Quién sabe lo que desea un muerto? ¿Acaso los muertos pueden sentir? También desean vida, reflexionaba un dolido y huraño Acherus. Takala, enigmática, no dio pie a continuar la conversación. Whosoran tampoco habló apenas, caminando junto a Maclo en forma de loba.

Menos hablaron cuando sucedió la horrible muerte de Keito. Su cabeza contraída y desfigurada golpeó la nieve con un sonido blando, tiñendo de rojo el suelo. Todos estaban asustados y sus miradas se posaron en Takala. Bazag y el resto vieron indiferencia en sus ojos, ninguna expresión en sus curtidas y todavía atractivas facciones. Acherus aceptó las propuestas de Bazag, pero Sablen resultó el más afectado, no tragaba a Keito pero era el que más tiempo llevaba con él, quien mejor lo conocía. Se quedó allí, mirando lo que fuese que quedaba de Keito.

- No podemos dejarlo así. Lo enterraremos. Yo lo enterraré.

Todavía no estaba aclaradas las cosas, para nada. El caballero tenía claro sin duda alguna que era obra de la bruja, una venganza bien merecida y selectiva. Bazag continuaba esperando una respuesta. Al fin la obtuvo:

- No he sido yo –respondió sin más-¿Problemas serios? Claro que tenéis problemas serios. Os enfrentáis a la hechicería, vais a cruzar los páramos helados para consultar a los muertos. Ya os dije que no solo la vida es la que podéis perder, sino el alma.


Takala se giró, dibujándose una sonrisa cínica en su boca, y se puso a caminar. El aventurero y ladrón la hubiese detenido de no adelantarse a ello el aquilonio Sablen. La agarró del brazo de forma brusca, después rectificó y la soltó, intimidado por la mujer, por lo que era capaz de hacer.

- ¿Qué quiere decir que no has sido tú? ¿Quién si no? ¡Déjate de ese juego de misterio y de sin sentidos! Es evidente que eres una bruja y has asesinado a Keito. Pero era nuestro amigo…nuestro compañero. Te podemos matar, ¿sabes?

- No me gusta hablar para mentes que no comprenden ni desean hacerlo. Yo no miento, no gano nada con ello. He dicho que no he sido yo y eso debe valerte. Si no queréis continuar, regresemos ahora.

Sablen se tragó la rabia, enterró a Keito y prosiguieron un poco más el camino. Levantaron una tienda de piel curtida de reno y Takala preparó la cena. Sablen se apartó a un lado con Acherus, Bazag y Whosoran:

-¿Qué opináis de todo esto? Seguro que miente. Yo quería creer en esa mujer pero con lo que ha sucedido. ¡Mitra! Y si de verdad nos está engañando, es...no se, una bruja de esas que asesinan y beben la sangre de sus víctimas y utilizan su carne y sus órganos para preparar sus bebedizos y asquerosos brebajes. Pero tampoco tiene en su casa las cosas típicas de una bruja, vamos de lo que yo se. Será una mujer de esas, medio brujas o curanderas. Tengo malos presentimientos. Ya me conocéis, no retrocedo ante nada, sin embargo estos asuntos de muertos, y de brujería –escupió al suelo-, ¡demonios! ¿No podría alguno conversar con ella a ver qué le sacamos? Alguien menos bruto que yo.


La joven Maclo se transformó en mujer de nuevo. Corrió a los brazos de Whosoran, refugiándose una vez más en ellos:

- ¡Ha sido terrible!, ¡Monstruoso! ¿Qué ha podido sucederle? ¡Esto es una locura, deberíais dejarme como un animal y ya está! No hay recompensa que valga la vida de tantos hombres.

Levantó la cabeza y os miró con una tristeza y desaliento enormes:

- Me siento sucia y miserable. Soy la causa de todas esas desgracias. Yo…- se echó a llorar-.

Sablen: Vamos, vamos, Maclo. La única responsable es esa otra bruja que te hizo esto, la Señora de las Taigas. Nadie más tiene la culpa. Y vamos a seguir ayudándote, para eso hemos venido, por ello tu padre ha confiado en nosotros.




Bazag

A Bazag le sorprenden las palabras de Acherus. Según el caballero, no debía ahorrarle sufrimiento ahora porque no le ayudó antes a “tomar lo que deseaba”. Bonita forma de decirlo, tomar lo que deseaba. –Lo tendré en cuenta en un futuro- responde con una sonrisa –si te ocurre algo parecido, no haré nada. Sin embargo, si me ocurriese a mí, sentiros libres de acortarme el sufrimiento-.
Le extraña la actitud del caballero. Los caballeros suelen formar parte de la aristocracia, la parte baja claro está, pero no debe haber una gran diferencia. Esto le demuestra que “la nobleza” no se distingue en mucho de los demás. Habla de ayudar a forzar a una mujer como si fuese robar un caballo. Carece de sentido tratar de decirle que incluso los mercenarios deberían tener ciertas normas. Tampoco se asombra tanto por todo esto, ha tenido muchos compañeros y muchos de ellos pensaban igual. Sería absurdo decir más al respecto.

Sablen insiste en enterrar a Keito. Es una pérdida de tiempo, pero debían conocerse desde hace mucho. Es absurdo tratar de convencerle de lo contrario. Mientras Bazag mira la escena, Takala acaba respondiéndole. Ha esperado para hacerlo, es una mujer extraña, sin duda llamarla bruja es bastante acertado. Niega haber sido ella, lo cual es alarmante de ser cierto. Sablen trata de obtener una mejor respuesta, amenazándola incluso, pero la mujer simplemente les hace ver sus opciones, seguir adelante o dar la vuelta.
Dos opciones, tan sencillo como eso. Bazag queda pensativo tras oír la breve “conversación”. Rebusca entre su bolsa hasta sacar alguna moneda. Evidentemente la situación ha cambiado con respecto a la anterior, quizás ha llegado el momento de tomar una nueva decisión. Aprieta la moneda en el puño durante unos instantes. No, ya tomó la decisión, ahora han encontrado complicaciones, eso es todo. Además, esto es un poco más complicado. El padre de Maclo salvó su vida, más aún, le enseñó cuanto sabe de la guerra, hasta ahora ha sobrevivido aplicando lo que aprendió de ese hombre. Está en deuda con él, y por tanto está en deuda con la joven. Vuelve a guardar la moneda para dirigirse al lado de Sablen, si le ayuda a enterrar el cuerpo retomarán la marcha antes.

Antes de acampar tienen una pequeña conversación. La situación es muy delicada, ellos son incapaces de defenderse contra ese tipo de ataques. Soldados, guardias, incluso monstruos… contra todo eso pueden luchar, pero algo que te mata sin siquiera tocarte, es un enemigo fuera de su alcance. ¿Qué pueden las espadas contra la brujería?
Además siguen sin saber si pueden fiarse de Takala o no, la mujer es demasiado inquietante y todo esto demasiado peligroso. –Creo que todos hemos pensado lo mismo al ver lo que le ha ocurrido a Keito. Takala tenía motivos para odiarle, e incluso si nos piensa matar a todos, tenía motivos para empezar con él. De hecho, si hubiese respondido que sí ha sido ella ninguno nos habríamos sorprendido. Por eso pienso que no hay ninguna razón para que lo niegue si realmente ha sido ella. Podría admitirlo y nos asustaría más o menos, pero eso es todo. Y si quisiera matarnos, no tiene sentido hacerlo de uno en uno, a la vista de todos los demás. Ahora ha aumentado aún más la tensión, si alguno vuelve a sufrir algo parecido, sabe que posiblemente alguien la matará sin hacer más preguntas. Si su intención fuese matarnos y tiene esa capacidad, intentaría hacernos caer a todos a la vez.- Salvo que por algún motivo quiera hacerles llegar a algún sitio. En estos temas nunca se sabe, es mejor omitir ese detalle. –Yo hablaré con ella- No le tiene miedo, jugarse la vida es una rutina para él. En cierta forma, todo esto es incluso más emocionante que la mayoría de sus misiones anteriores. –Pero si me miente, no tenemos forma de saberlo.-

Se dispone a hacerlo cuando Maclo vuelve a la forma humana. Está horrorizada y no la culpa. Ellos deben haber visto a gente a morir de formas realmente horribles. De hecho lo que le ha ocurrido a Keito es muy duro, pero Bazag ha estado presente cuando otros mercenarios morían por una herida en el estómago. Tardan horas en morir y no dejan de gritar durante ningún momento. Ver algo así da menos miedo, pero es igualmente terrible. Sin embargo la joven debe haber vivido en una relativa seguridad siempre. Sus últimos días la habrán golpeado con dureza, haciéndola conocer el significado de la palabra sufrir, pero aún le queda mucho por aprender. Sin embargo la muchacha le sorprende. Mostrarse llorosa y asustada es normal, decirles que den la vuelta y la dejen como está es más raro. Por su experiencia, la mayoría de gente que ha tenido una vida tan buena como la suya, acostumbrados a tener servidumbre para cumplir todos sus caprichos, son bastante egoístas. A Maclo sin embargo le da miedo que los demás acaben como Keito. Es admirable. –Sablen tiene razón, tú no tienes culpa de nada. La miserable es esa bruja que ha lanzado la maldición contra ti. No te equivoques, es ella y no tú quien ha causado todo esto.- Si lo piensa, es la primera vez que ve a alguien preocuparse por unos mercenarios a quienes ha contratado su familia –Yo voy a seguir adelante. Encontraremos la forma de hacérselo pagar a esa bruja, pero debes recordar algo. Nadie nos ha obligado a venir hasta aquí, cada uno somos responsables de nuestras propias vidas - se encoge de hombros –Siempre podríamos salir corriendo, ¿no?, quien escoge no hacerlo es el único culpable por lo que le pueda ocurrir-

Se acerca a Takala. No está seguro de poder sacarle nada, pero al menos debe intentarlo. Lo cierto es que si él no lo consigue, lo intentarán los demás, y cree que los demás están dispuestos a obtener respuestas de cualquier forma. Se acerca a ella tranquilamente, no quiere mostrarse hostil, solo quiere comprender mejor todo esto. –Ninguno esperábamos lo que ha ocurrido, no estamos acostumbrados a tratar con esta clase de fuerzas. Eso nos ha puesto nerviosos a todos. El nerviosismo y la desesperación son una mala mezcla, estoy seguro de que lo sabes y lo entiendes. Antes has dicho que no te gusta hablar para quien no comprende ni desea hacerlo. Yo deseo comprender, porque le debo la vida al padre de esa muchacha, y si no fuese así, tampoco querría condenar a nadie a pasar el resto de sus días como un animal. Sé que para ayudarla necesito abrir la mente y, como tú dices, comprender, pero sé que ahora mismo no lo consigo, y no lo conseguiré solo. No me avergüenza admitirlo, desconozco por completo todo este asunto, pero tú no, y puedes ayudarnos a entenderlo un poco. Solo quiero que me digas cuanto puedas, yo intentaré abrir la mente.- No le parece una petición descabellada, pero ignora como puede reaccionar la mujer. Por ahora quiere evitar decirle otra verdad evidente. Los demás no van a aguantar esta situación durante mucho tiempo. Si Takala no hace algún gesto para que confíen en ella, si no ofrece alguna respuesta, Bazag no sabe lo que ocurrirá, pero sí sabe que no será agradable. Aún así no quiere amenazarla, prefiere intentar que hable libremente.

Acherus

Desde el momento en que Sablen malgasta fuerzas inútilmente, enterrando lo que queda de Keito, Acherus se aísla del resto, pensando en banalidades mientras se limita a marchar hacía su destino. Tienen un objetivo, y sin embargo parecen carecer de él. En lugar de apresurarse para poder regresar cuanto antes, se detienen por cualquier motivo. Otros hombres han caído antes, mejores o peores que Keito, y el mundo no se ha detenido. Enterrarlo no era necesario, y menos en la situación en la que se encuentran, en un terreno inhóspito, y con una compañía tan peculiar. Cada vez tiene más claro que sólo la chica, y quizás su amigo, lo acompañarán al sur, si es que regresa. Y aunque alguno más retorne, para el mundo no supondrá una diferencia.

Llega el momento de hablar, aunque ello no sirva para nada. ¿Como puede ser tan evidente? Sin embargo, nadie parece darse cuenta. ¿Acaso se equivoca? No, no se equivoca... Así que cuando Sablen y Bazag dejan de parlotear, decide iluminarlos.

-¿La habéis visto nerviosa? ¿Acaso la ha perturbado lo sucedido? Quizá no haya sido ella, pero en cualquier caso tenia muy claro que iba a suceder. Probablemente lo niega para atemorizaros, pero pienso que ha debido ser ella, aun cuando como digo, esto no sea seguro. Podría haber sido incluso la anciana, sabía de lo sucedido y bien podría ser una bruja también. En cualquier caso, serenaos. Cuando lleguemos al norte tendremos tiempo de asustarnos, pero ahora no tiene sentido. Creedme, nada nos sucederá, al menos nada que venga de esta bruja. - Al final mira en derredor, como si esperase ver a alguien más. No hay nadie.

Poco después Maclo retornó a su forma humana, sólo para unir su llanto al miedo de los otros. Ah, en ocasiones la muerte no parece tan mala... Acherus buscó instintivamente su laúd, pensando en intentar consolarla, pero el instrumento quedó atrás en algún momento. Tenía bastante claro que lo había cogido al salir, pero también tenía claro que lo había perdido hacía ya bastante días. Aun así, era una vieja costumbre. Sin él, decide callar.

Sin embargo, cuando Bazag se marcha, decide acercarse a la chica.

-Si no eres capaz de mantenerte firme, harás esto mucho más difícil, al menos para Sablen, y probablemente para el chico. Especialmente para el chico, de hecho.-Si Whosoran está con ella, lo ignorará completamente. - Tu padre nos encomendó una tarea, y decidimos acometerla. Lo que tu puedas pensar u opinar... no es que importe demasiado... -Acherus se alejó de ella, encogiendo los hombros.

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OFF: Las palabras del final no cambian si Sablen también sigue al lado de Maclo. En tal caso, hablará de él como si no estuviese, e ignorará cualquier respuesta. En lo que a Acherus se refiere, cree tener derecho a la última palabra en cualquier conversación :PSi esto provoca una respuesta violenta en Sablen o Whosoran, Acherus se defendería. En caso de que la respuesta sean palabras, a priori las ignorará, salvo que le toquen alguna fibra...

Por otra parte, aunque en teoría son de edad similar (y con 30 años, en un mundo como este, no eres precisamente un "chico") Acherus se refiere a Bazag así por considerarlo demasiado inocente.



Whosoran

Recuperando la fuerza poco a poco, cazando y descansando...así pasé el tiempo previo a nuestra marcha. Sin más apoyos que Maclo, que quizás me defendería si los demás quisieran mi cabeza, decidí ser discreto y no llamar mucho la atención sobre mí.
Así, decidí no emprenderla con el payaso de Acherus, ni el atontado de Sablen, ni el anormal de Keito, ni el blando de Bazag...muy al contrario de lo que mis agresivos impulsos me exigían. La cena de aquel día fue entretenida. Con Takala dando a entender que Keito se había propasado con ella en el granero. En otras ocasiones, la cosa me había parecido incluso entrañable, recordándome los viejos tiempos de campaña. Ahora, mi sensibilidad hacia la brujería y las brujas había aumentado...
Que se podía esperar de un bastardo que no sabe ni follar. dije murmurando, mientras engullía la comida ávidamente. y miraba con atención a Takala. Y a Maclo. Junto con mis fuerzas, volvía mi apetito por las mujeres. Y la verdad es que no negaba el atractivo de ambas. Maclo era increíblemente hermosa y Takala peligrosa y enigmática. Ahora los ánimos estaban caldeados...y no era momento ni lugar...pero la bruja me daba el suficiente morbo como para librarme ligeramente de la influencia de Maclo sobre mí...y poder actuar con mayor frialdad.

Aunque la perspectiva de andar unos días por los páramos no me convencía, no había más alternativa que invadir los territorios de la bruja y, algo nervioso, emprendimos la marcha: demasiado pronto para mi gusto. Mi cabeza daba vueltas a la situación. Y a los peligros del camino y del final del camino. ¿Hablar con los muertos? ¿Qué mierda de respuesta o consejo puede darte alguien que en vez de morir e ir a donde vayan después de muertos, se ha quedado con lo peor de los dos mundos? ¿Que clase de palabras amargas, resentidas y frías pueden dirigirte? Prefería no pensar mucho hasta que no llegase el momento.

La muerte de Keito me puso la piel de gallina. Había visto muertes horribles, pero esa era de las peores. Quizás junto a la de quemarse vivo. Sin duda había sido la bruja que nos acompañaba. pero me guardé muy bien de comentar nada al respecto. Excepto para Sablen cuando nos preguntó:
Está claro que ha sido ella. Pero si un hiperbóreo te destrozase el culo, Sablen...quizás le desearías una muerte peor que la que Keito ha tenido. Simplemente hay que tener cuidado. Y esperar lo peor de ella...
Cuando Maclo se echa a mis brazos, le digo unas palabras, sólo para ella.
Ha sido una muerte horrible. Pero no ha sido culpa tuya...Todos ellos están aquí por tu padre, por lo que puede ofrecerles él...o por interés, como Takala,..no por ti...
Miro al grupo, horrorizados, nerviosos todos excepto Acherus y la bruja. Un bastardillo estirado e intrigante él...una perra que juega sin mostar sus cartas ella.
Acherus se acerca a Maclo, presionando a la pobre chica, dejándole claro su lugar, para él, en el esquema de las cosas...
Lárgate gilipollas -le digo incapaz de aguantarme, mostrando una sonrisa sádica mientras sigo abrazando a Maclo - ella se preocupa más por vosotros de lo que la zorra de tu madre lo hizo de ti cuando te cagó en un corral.




15


Los ánimos se caldeaban, sí, eso pensaba Whosoran, y él echaba leños a ese fuego; iba bien para compensar el terrible frío de llanura, pero quizás acabaría por romper un grupo que se mantuvo firme a través de kilómetros y kilómetros de lluvia, calor, viento, tormentas y luchas. Además, el comportamiento belicoso de Whosoran no ayudaba para nada. Seguramente al carácter feroz del turanio se unía la ira contenida por las ofensas que le inflingió la Señora de las Taigas y de las que todavía no pudo resarcirse. Necesitaba desfogarse, romper alguna cabeza, y, además, les acompañaban dos mujeres por las que comenzaba a sentirse muy atraído y excitado.

Todos estaban de acuerdo en que no era culpa de Maclo, cada uno a su manera lo expresó. Sablen se encontraba muy aturdido, todo este asunto de brujería le superaba, tenía miedo, y nunca antes lo habían visto asustado. Por eso, cuando el turanio insultó a Acherus y el caballero lo ignoró, Sablen se abalanzó hacia Whosoran. Estaba harto de él y de sus pullas. Intervino Maclo, interponiéndose entre ambos hombres. Le recordó a Sablen qué había hecho Whosoran y a este le insistió sobre el noble corazón del aquilonio. No se apartó del abrazo de Whosoran, lo miraba con brillantes ojos subyugados por la personalidad del turanio, nunca antes había conocido a un hombre de estas características, y se sentía cada vez más atraída por él, al contrario de lo que podía suponerse. Maclo asintió a los razonamientos de Bazag y a los de Acherus, aunque a este le dirigió una mirada más dura. Era el único que la trataba de forma más distante y le recordaba las responsabilidades de cada uno. Parecía que eso no le gustaba a la chica.

- Si vais a mataros hacedlo antes de continuar el viaje y no perdamos más tiempo –se oyó la voz de Takala, que preparaba la comida-

Bazag reflexionó sobre el asunto y las respuestas le dirigían hacia la misma meta. Quiso salir de dudas y probó con la mujer. Para cualquiera resultaba evidente que en un momento de ofuscación cualquiera de ellos podía matarla, llevados por la ira y la incomprensión de lo que sucedía, y para proteger sus vidas de la condenada mujer. Y Takala no era precisamente tonta, no apartó la mirada un solo momento de los ojos de Bazag y supo muy bien lo que podía avecinarse. Con seguridad contaba con ello desde que partieron de su cabaña, y comprendió que la tensión no haría más que crecer y empeorar las cosas. Se sentaron en torno a la fogata, y se decidió a hablar, al menos a arrojar un poco de luz. Su expresión cansada y triste contrastaba con el fulgor intenso de su mirada azul.

- No fui yo quien causó la muerte de ese miserable. Fue la misma bruja que condenó a Maclo. El hombre que yazca conmigo, que me posea, correrá la misma suerte. Esa es la maldición que lanzó sobre mí cuando yo era solo una niña.

Se quedó con la vista clavada en las llamas, y al cabo la apartó. Una lágrima surcó su mejilla, el primer síntoma hasta el momento, de debilidad en la mujer que todos consideraban una bruja. Se levantó y se fue a caminar sola. Maclo se arrebujó más en el corpachón de Whosoran.

- Vaya…-no se le ocurrió decir nada más a Sablen.

- Es tan desgraciada como yo. O puede que más Ella debe vivir con ese peso y yo, al fin y al cabo, olvidaré cuando solo sea una bestia de los páramos –dijo Maclo-.

- Olvida tu pesimismo, chiquilla –respondió Sablen-. Y olvida también a este perro turanio. Se leen sus intenciones de lejos. Es un mal elemento, un criminal, un asesino. Lo huelo. Es más que evidente para todos nosotros menos para ti. No te encariñes con él, pequeña.

- Ya soy mayorcita, Sablen. Estas semanas de cautiverio me han…espabilado. He visto mucho sufrimiento, crueldad, castigos y muerte. No soy la niña que conocías. Y si…bueno, si me queda poco como mujer…quiero…

No terminó la frase, Takala regresó:

- Se acerca la tormenta. Debemos protegernos.




Acherus

-Si, debemos resguardarnos de la tormenta. Sería una lástima sucumbir a ella, y no dejar nada para los Muertos... - Intentó decirlo de un modo sombrío, pero su sonrisa desmentía sus palabras. De algún modo, aquella última revelación le daba la razón. Aquellas habían sido sus palabras, poco antes: <<Quizá no haya sido ella, pero en cualquier caso tenia muy claro que iba a suceder. >>. Pero es que esto era mucho mejor de lo que se había atrevido a soñar: si la mujer, bruja o no, había esperado sin hacer nada respecto a su maldición, y ahora se ponía en camino con ellos, sólo quedaba una conclusión: pensaba que el acero podía servir de algo. Quizá no por si sólo, pero en ese caso ella pondría la hechicería. Lo innegable es que sólo junto a ellos se había puesto en camino, y eso era suficiente para él. Un golpe de suerte, si señor. Aunque tampoco era prudente dejarse llevar por el entusiasmo, o por el optimismo. Seguían estando en una posición poco envidiable.

Se puso de tan buen humor que decidió poner a prueba al extraño. Lo provocaría, como parecía querer provocarlo el turanio, y lo vencería obligándole a actuar primero. Sin duda resultaría sencillo. Y divertido.

-En cuanto a lo que tienes entre las piernas, niña, quizá deberías refrenarte. No se lo que pensará tu padre si te retornamos a él habiendo sido... trabajada. Probablemente le resultaría difícil encontrarte un esposo dispuesto a tolerar algo así, arar un huerto sembrado antes por semejante perro...
______
OFF: corto aquí, a ver la reacción de Whosoran






Whosoran

Mientras avanzábamos, el idiota de Acherus se volvió a acercar a Maclo. El tío no parecía tener las cosas claras.
Jajajajja...-rió mientras pongo mi manaza sobre el hombro de Maclo - No seas tan tiquismiquis, mercenario -digo, enfatizando la parte de "mercenario"- y deja de insultar a Maclo o cuando vuelva a ver a su padre quizás se le ocurra decirle que te la trabajaste tú. Para que te cuelgue de las pelotas.¡Jajajaja!

Sonrío ampliamente mientras me acerco a Acherus, cerniéndome sobre él, intimidante y sonriente a la vez. Que su mente reciba el mensaje: Si llegamos a las manos, te troncharía el espinazo como si fuese una ramita. Sonrío más todavía y me alejo, ignorándolo. Para añadir en voz alta, para que me oigan el resto...
Vamos a ser buenos chicos, Aquilonio... Seguramente tendré que salvar tu tembloroso culo más de dos veces antes de que la semana acabe.




Acherus

"Bien, parece que funciona bien. Es necesario conocer a los oponentes, para poder dominarlos. Sigamos por aquí..."

Mientras el turanio sigue con su función, Acherus no hace nada, ni tan siquiera contesta, aun cuando se le ocurren algunos argumentos bastante interesantes. Intenta parecer indiferente incluso cuando el perro se acerca demasiado a él. "Debería romperte esa sonrisa ahora mismo, y de paso el cuello. Pero eso tiene que esperar. Primero lo primero, y después vendrá la diversión. Cuando el tipo se marcha, y le dedica unas palabras más, decide continuar con aquello.

-Espero que con salvar mi tembloroso culo no se refiera a intentar metérmela cuando vea que tengo frió. A mi eso no me va -Acherus habla en tono neutro, encogiéndose de hombros, y mirando hacia quien tenga más a mano. La indiferencia es poderosa, pero hay otras vías. Lo que no entiendo es que busca en una mujer si es de esa clase de... tipos... -Encogiéndose nuevamente de hombros, como si comentase cualquier cosa trivial, siguió caminando.






Bazag

En ocasiones tiene la sensación de estar rodeado de niños armados. Acherus y Whosoran insisten en discutir absurdamente. No, no es tan absurdo, ambos deben disfrutar con ello. Por desgracia la joven Maclo comienza a tomarse a mal los comentarios de Acherus. A Bazag le parece comprensible, la muchacha puede haberse criado en la abundancia, formar parte de la “nobleza”, pero también tiene derecho a escoger con quien saciar sus bajos instintos. Además, duda que su padre fuese a recriminárselo, sabiendo que fue capturada por esclavistas ya debe haberse hecho a la idea de que no iba a volver casta y pura. En cualquier caso es asunto únicamente de Maclo, a él le parece una hipocresía recriminarle a nadie cierta clase de asuntos.
Aún así, realmente le preocupa más el constante enfrentamiento dialéctico. Cuando llegue el momento de luchar podrían presentarse problemas adicionales.

Casi le sorprende un poco haber conseguido que Takala hable, sin embargo sus palabras han debido tener menos efecto del deseado, quizás eran innecesarias dadas las circunstancias. La mujer también sabe como pueden reaccionar los demás ante este tipo de sucesos. Un guerrero puede ser muy valiente porque asume la muerte en el campo de batalla, a todos les llega antes o después. Enfrentarse a este tipo de fuerzas es distinto, hace aflorar un temor arraigado en lo más profundo de cada persona. La magia, por ser desconocida, resulta más terrible cuando uno se topa con ella.
La explicación satisface todas las posibles dudas. De ese modo consiguió la bruja matar a un hombre concreto, precisamente a quien decidió tomar por la fuerza a Takala. Pensándolo bien, quizás es una explicación demasiado conveniente, pero Bazag se da por satisfecho. Ahora es fácil comprender las motivaciones de la mujer. Si no miente, no solo debió maldecirla, sino que también debió pasar un tiempo en la esclavitud.

Quedan solos unos minutos, escuchando aún de fondo las discusiones entre sus dos compañeros, mientras Maclo sigue mostrándose abatida. Quizás se haya “espabilado” un poco, como ella misma dice, pero aún es bastante inocente, resulta poco común conocer a alguien tan altruista. –No vamos a fallar, así que no dejarás de ser una mujer, y no tendrás ocasión de olvidar- sonríe. Prefiere no prestar atención a otro tipo de comentarios. Si Whosoran la salvó es normal que se sienta agradecida, y se vea atraída poco a poco hacia el mercenario. Es tan sencillo de comprender que no cree necesario unirse a la estúpida discusión. Después de todo, a él no le contrataron por salvaguardar la honra de nadie, solo para llevar a la chica de vuelta, y eso va a hacerlo.

Es momento de buscar salvaguarda para la tormenta, no quiere imaginarse como puede llegar a ser este lugar en condiciones extremas, aunque pronto será innecesario utilizar la imaginación. Mientras caminen, o mientras estén esperando para ponerse en marcha de nuevo, se acercará una vez más a Takala. La mujer debe haber esperado mucho para vengarse, pero no ha emprendido el viaje hasta encontrarles, y no tiene sentido porque hasta ahora han sido inútiles. – ¿Vienes por venganza?, en ese caso has esperado demasiado. No hemos sido de mucha utilidad hasta ahora, podías haber emprendido este camino sin nosotros - Quizás sintió compasión al ver lo ocurrido a Maclo, o quizás realmente les necesita por algún escollo en el camino, alguno que todavía no han visto – ¿O esperas más dificultades?- Se encoge de hombros, en cualquier caso la situación sigue siendo la misma, ellos deben seguir avanzando. – ¿Realmente no bastaría matar a la bruja para romper las maldiciones? - Quizás ni siquiera haya probado nadie, porque matar a una bruja debe ser peligroso –Hasta hoy, no he encontrado problema que no pueda resolver así… o huyendo.- En realidad no era esa su duda, cree que en realidad ni Takala ni nadie puede estar seguro. Es algo distinto lo que le inquieta. –Parece que la bruja lleva mucho tiempo azotando estas tierras. Entiendo que una sola persona, o incluso unas cuantas, no puedan hacer mucho contra alguien así, ¿pero por qué nadie se lo ha propuesto seriamente?- Cuando hay mucha gente descontenta, resulta fácil formar un pequeño regimiento, o pagar a alguien capaz de llevar a cabo la tarea, después de todo siempre hay un modo. –Imagino que no vive mucha gente en estas tierras- eso lo complica un poco para organizarse –Pero además de eso, ¿no tendrá su propio regimiento de mercenarios?- Es uno de esos detalles que la gente suele omitir para que no rechaces el trabajo.




Whosoran

Me rió al oír las palabras del Aquilonio. Es un estúpido, sin duda. Pero un estúpido peligroso. Responderle podría dinamitar la situación, haciendo que las espadas se desenvainasen. Y, ni siquiera con Maclo en forma animal, tenía la victoria al alcance de la mano.
Todavía agarrando a Maclo del hombro...manteniéndola a mi lado. Echándola hacia atrás si empezara a responder con violencia, pero dejándola hacer si su respuesta fuese fría...
No me gustaría tener que arrancarle la cabeza a nadie -digo en voz alta, sonriendo aún - Sablen! Estamos todos en el mismo puto lío, de camino al mismo jodido infierno...tú y tus hombres deberíais tenerlo ya claro.
Luego, ignoraré lo que Acherus quiera decirme, si sigue con sus pullas. Y, acercando a Maclo a mi lado, le susurraré.
NO te fíes de ese... no le importaría tener que llevarle tu cadáver a tu padre, si fuese necesario. Sé fría y no me defiendas más...-sonrió picaronamente- soy bastante mayorcito ya.


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