lunes, 20 de febrero de 2012

Superviviente

Superviviente...

Colocó sus brazos en cruz. Cerró suavemente los párpados e intentó dejar su mente en blanco. Un leve cosquilleo recorrió su cuerpo durante algunos segundos mientras su cabeza bajaba y subía como afirmando suavemente hasta dejar la barbilla pegada contra su pecho. Se preparaba para el evento que su corazón tanto tiempo llevaba esperando.

Una amplia sonrisa de felicidad se dibujó en su rostro ahora marchito, en donde las arrugas dejaban adivinar una vida dura pero plena. Continuó así durante algún tiempo, inmóvil. Le pareció oírlo, un lejano rumor anunciaba su llegada y fue cuando alzó su cabeza hacia el cielo, sin abrir los ojos dejando que todos sus sentidos se agudizaran al máximo.

Podía escuchar alegres y suaves risas, murmullos apagados de ansiedad contenida. Sus brazos cayeron lentamente hasta quedar pegados al cuerpo. Abrió los ojos, emitió un suave carraspeo y con lentitud aplastante su cabeza dejó de mirar hacia arriba.

Sonrió a sus pies alentándolos a dar un paso tras otro y que siguieron sus órdenes hasta que llegaron a su destino y se detuvieron. Se tumbó... Diminutas perlas saladas brotaron de sus pequeños ojos mientras sus temblorosas manos recorrían su propio cuerpo. Sabía que los cambios sufridos años atrás continuarían produciéndose y serían más obvios a partir de aquel día.

Se acercaba el momento y su estómago se rebeló contra el evento contrayéndose para dejarla casi sin respiración y provocando un agudo dolor que era tan solo debido a la ansiedad. Se ahogaba, temblaba, lloraba abiertamente sin pudor ninguno y se dejó llevar sin pronunciar palabra alguna...

10, 9, 8 , 7, 6, 5... Todo se tornó blanco, insulso y caótico, casi sin sentido como había su vida en los últimos meses a pesar del apoyo y cariño de los suyos. Todo se había precipitado de forma extraña y caprichosa en las dos últimas semanas.

Notó un profundo calor en su pecho y como todo su cuerpo se alzaba de golpe de forma inconsciente sin haberle dado orden alguna. Volvió a sentir aquella quemazón dos veces más y su cabeza se ladeó bruscamente hacia la derecha...

Despertó... Poco quedaba de aquella hermosa mujer de antaño excepto sus ganas de continuar viviendo y sintiendo, luchando y protegiendo a lo que más amaba, su familia. Había ganado por cuarta vez al intruso que la dejó sin pelo, sin peso, con enormes ojeras y dolores...

A pesar de sonreír, sabiéndose triunfadora y única sobreviviente de la batalla, lloró. Cerró sus ojos apretando la encallecida y ruda mano de su marido, sintiendo el calor del cuerpo de sus hijos sobre ella, escuchando las voces de sus familiares y amigos celebrando abiertamente su heroicidad, su fuerza de voluntad, su lucha diaria... El milagro.

Desgraciadamente, a pesar de la suave sonrisa dibujada en su cara que prodigaba a todos ellos, su mente trabajaba y la preparaba abiertamente advirtiéndole... ¿Volverá de nuevo.... Cuándo?

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